domingo, 22 de agosto de 2010

La imagen de sí mismo




Montevideo de mañana. Abro las cortinas, veo el río disfrazado de mar y soy más feliz que Ricardo Montaner. Mis amigos uruguayos se enojan porque siempre digo que es una ciudad nostálgica. “Es la Buenos Aires del pasado, y al mismo tiempo, la que pudo ser”. Y empiezan los chistes sobre los porteños y nuestra soberbia a prueba de balas. Y todos reímos mientras tomamos medio y medio y grapamiel.

Nunca pensé que este síndrome del ombligo del mundo pudiera materializarse. La argentinidad al palo me llevó a subestimar mi condición de sudamericano y el realismo mágico propio del continente. Por estas tierras las personas levitan, el dinero desaparece, los curas tienen mil hijos y son siempre los mismos los que toman las decisiones importantes. Pero seguramente sea culpa de los europeos y  los americanos (del norte).

Vayamos a los bifes. Vuelvo del trabajo, camino por la Rambla, esquivo a los deportistas que corren y corren en sus calzas clima cool (¿de dónde carajo sacan las ganas?) y pienso en detalles profundos de mi existencia (¿pollo con ensalada o arroz primavera para la cena?). Abro la puerta del depto y me veo cocinando.

No hay dudas, soy yo con un delantal blanco cubriéndome la camisa y pantalón de vestir, poniendo especial cuidado en no quemarme con la bandeja del horno.

Me invade una taquicardia sublime. No puedo hablar. Escucho a Dios pidiendo que me calme; sólo es Tinelli gritando desde la TV del living. Mi otro yo percibe mi rostro pre infarto y me pide que me siente. Debés venir cansado del laburo. Trago saliva y le pregunto quién es.

-         Soy la imagen que tenés de vos mismo.
-         Con razón esos tubos.
-         Siempre zafás de todo con el humor, dice riendo. Pero no estás tan lejos de la verdad. Fijate que no tengo tus arruguitas cerca de los párpados. Ni esa cicatriz a la altura del pómulo. Y esto de acá es una tabla de planchar en serio –agrega, mientras se pega en los abdominales-. Se ve que te querés mucho. No ves tus defectos más obvios. Y yo vengo a ser la prueba de eso.
-         Todo muy lindo, pero de dónde mierda saliste y qué hacés en mi casa -trato de parecer firme, pero me tiembla la voz.
-         A mí no me preguntes. Sé lo mismo que vos. Pero andá acostumbrándote a tenerme por acá. No te va a venir mal.

Y ahí empezás a pensar que enloqueciste de golpe. O que tenés una pelota de tenis creciendo en tu cabeza. Pero no ganás nada revolviendo viejos libros de Freud. Tratás de ver el vaso medio lleno. Al final de cuentas, el sueño de todos se te hizo realidad. Te dividiste en dos y ganás en tiempo y comodidad. La imagen de mí mismo cocina de maravillas.

Al otro día mi amiga Vero viene de visita. Ella tuvo la idea de que aceptase este laburo en Montevideo. Ella me va a sacar este quilombo de encima. Y me va a decir si estoy para el loquero o para el Premio Nobel.

Paso a buscarla por la terminal de Buquebus (o La Empresa Dueña del Río de la Plata, con Duty Free Abordo). Está igual que siempre. O más flaca. Me mira y me abraza. Logré el trabajo de sus sueños. Y me admira por eso. Pero era su sueño, no el mío. Yo quería quedarme en Baires. Con los porteños agrandados como yo. Pero Vero sonríe y por un segundo siento que todo está bien.

-         Vero, no te asustes, pero tengo a la imagen de mí mismo viviendo en mi casa.
-         Whatttt??
-         Sí, apareció anoche. No me preguntes cómo. Ayudame, estoy asustado y no entiendo nada. Esto no puede estar pasando.

Con su sabiduría de mujer me tranquiliza. Llegamos a casa. No había nadie.

-         ¿Viste, boludo? Te habrás tomado un medio y medio

No tuve tiempo de responder. Mi otro yo abrió la puerta de calle con las bolsas del súper. Saludó como si nada. Y llevó las cosas para la cocina.
Vero no lo podía creer. Lo siguió y empezó a interrogarlo como si fuera del FBI. Y llegó a la conclusión de que el asunto iba en serio.

-         Al menos podemos confirmar que no es producto de tu imaginación, pero esto requiere un estudio más profundo –afirmó, con precisión científica.

Vero se obsesionó con el tema. Comenzó a pasar mucho tiempo con él. Sostenía que era la única forma de obtener la información que necesitábamos para desentrañar el problema. Iban a la playa, paseaban por Ciudad Vieja, comían pizza cuadrada. Pero ni una respuesta que pudiera dar cuenta de lo que estaba pasando.

Vero no tardó demasiado en decirme que estaba enamorada de mi imagen.

-         Tiene lo mejor de vos y ni uno de tus defectos. No te hablo sólo a nivel físico, que sería lo más obvio. El tipo es súper inteligente, maneja una variedad de temas increíbles, tiene una sensibilidad especial con las mujeres, me hace reír, es una fiera en la cama
-         ¿Qué? ¿En qué momento Vero?
-         No es lo que importa ahora. Solamente quería que te enteraras por mí. Te felicito. No creo que haya una persona con mejor imagen de sí mismo que la que vos tenés.

Sentí que se me abría el pecho. Decidí regresar a Buenos Aires al día siguiente. Mi imagen me llevó hasta el puerto en un 0 km. Había empezado a ir a la oficina por mí y lo ascendieron enseguida.

-         Gracias por dejarnos el depto. Sabés que estoy para lo que necesites.

¿Qué podía reprocharle? El tipo era un encanto de persona.

Nunca en mi vida supe lo que era la depresión. Pero llegué a Puerto Madero con ganas de terminar todo. Entendí a muchísimos amigos y familiares que se quedaban en sus camas esperando que el mundo terminase. No tenía ganas de nada.

Vero me había dado las llaves de su casa. Vendí todo cuando me fui a vivir del otro lado del charco y no tenía dónde ir. Pensé en mis compinches uruguayos, pampeanos, rosarinos, cordobeses. Siempre se quejaban de nosotros los de la Capital y yo no les hacía caso. La única forma que pierdas es jugando contra vos mismo, porteño, me decían. Qué manera más cruel de aprender la lección.

Abrí la puerta con la esperanza de encontrar un revólver en algún cajón o un asesino a sueldo disponible. La oscuridad de mi pensamiento chocó contra las luces prendidas del living. Vero me estaba esperando.

-         Pensé que no llegabas más. Ya está lista la comida, apurate –dijo con dulzura.
-         Vero, no lo puedo creer –llegué a balbucear, sorprendido.
-         No soy Vero. Soy la imagen que tiene de sí misma. Pero eso no importa ahora. Cenemos rápido y vayamos para la cama. Hace frío y quiero cucharita.

27 comentarios:

El viento a contramano dijo...

Sos un genio!!
Este cuento es de lo mejor que te he leído, Varón...

Como jugas con el tan acertado prejuicio que tenemos los del interior acerca de los porteños es genial, como aceptas la derrota... como expones esa figura de vos mismo (y acá no es cosa de porteños, es cosa de todos: todos, o casi todos, en algún punto, tenemos una imagen de nosotros superior a la real), como dejas claro lo que nos cuesta ver nuestros defectos y lo fácil que se nos hace resltar nuestras virtudes y creernos superhéroes es genial... increible, te felicito, che, un ralato de prima el que te salió...
Sumado todo esto a la reflexión del segundo parrafo, que es más que clara y común... todo, todo, lleva a un relato excelente.

Te mando un abrazo grande, Varón... y que bueno ha sido volver a leerte.

lachispademimente dijo...

Esto es MAGISTRAL

Alelí dijo...

jajajaj
ajjajaaj

el ego es intachable y muy astuto.

interesante!

beso beso

Anónimo dijo...

Todos convivimos con nuestra imagen, alguna veces esta mas visible que otras.
Muy bueno, como siempre...
Abrazo grande.
Noe

Gretita dijo...

Es un cuento que permite el análisis interior de los sujetos, a través de una magnífica y solapada "apariencia" de la imagen y del autoconcepto.
Lo más significativo, para mí, es la gestación del vínculo afectivo entre dos personas y la multiplicidad de pensamientos que giran en torno de la relación -enfatizando en la imagen como un otro-.

Virginia Prieto dijo...

excelente!
un relato excepcional
beso

Blonda dijo...

Pero mirá qué lindo escribís y yo sin enterarme de tu existencia ;)

Suerte que pasaste a dejar un saludo, porque en este mundo virtual, tremendamente grande, me hubiera sido difícil encontrarte.

buena semana.

besos!

Unknown dijo...

nooooooo siempre me dejas con la boca abierta sos un genio, gracias por recordarme que tengo que pasar xq me encanta hacerlo
besos

El sereno de los faros dijo...

muy bueno varón. La idea es borgiana y agiornada con una profunda auto-crítica e imagen de lo que realmente somos los porteños. Me hiciste recordar cuando me dijeron que un porteño pidió ir al corcovado. al llegar le dijo el taxista carioca- se vé linda la cidade maravilhosa-. el porteño giró y le dijo.--si, bueno masomenos, yo estoy mirando como se vé sin mí.

abrazo,

Mai Puvin dijo...

EXCELENTE!!!... Entre muchas cosas, y paralelos, me hiciste recordar el chiste ¿Sabés como se hace un uruguayo?...

En un tarro ponés:

Agua
Tierra
y Mierda...


Pero poca, o te sale un argentino! :$

Impecable relato. Me voy ya... con mi argentinidad al palo y para evitar que cambies esa imagen de mí que cree para vos y terminé creyéndola... Besazos.


P.D. Amo esa imagen que pusiste, la conservo hace años... Es tan nosotros... incluso desde La Pampa.

Pablo dijo...

Es una buena exactitud la noción de que la identidad propia se manifiesta siempre lejos del lugar al que se pertenece, sobre todo esa parte que amamos de nosotros pero que aprendemos a odiar. Pero es todavía mejor el final en que lejos de lo que creemos ser seguimos siendo algo que en su esencia desconocemos, y nos suele traer el exito. Mis respetos, Varon

Víctor Dupont dijo...

Bueno, estamos ante la presencia de un genio. Si nos guiamos, Varón, por las frases de los comentarios, sos un "genio".
El viento a contramano: "sos un genio". lachispademimente: "eso es magistral".
Veo un interesante juego: los comentarios duplican la poética y la lógica del cuento. Te devolvemos, desde la admiración, una imagen de vos mismo perfeccionada. El genio del blog. Otra vez el asunto de lo real y la ficción. Eso por un lado.
Por otro, es un relato más literario: con una original utilización de la tópica del doble. Pero descubrí algo más, algo que se revela aquí sobre las relaciones humanas: que el protagonista se quede con la imagen perfeccionada de ella y viceversa, no es más - a mi modo de ver - que una metáfora del juego de espejos y reflejos del amor. Construimos la imagen perfeccionada del Otro y la consumimos. Así hace el Otro con nosotros. En esa ceguera, el amor se hace y se deshace.

dionisismo dijo...

Genial!, sinceramente, muy bueno. pero no te desesperes, ni busques un arma ni asesino a sueldo, los porteños pierden sólo contra sí mismos, es cierto......pero cuando pierden, es porque están aburridos de ganar siempre, ja....y bue, le dan un changüí al tipo ése que tienen enfrente, pero sólo porque es igualito a uno que si no!.
el cuento es maravilloso, porteños y provincianos, locales y visitantes, el ego es algo muy peligroso cuando va a la guerra a campo traviesa, éso me llevo hoy de acá, un saludo varón, te felicito una vez más

acróbata dijo...

y como escribiría tu imagen amigo!
gracias por la magia...
chok

Anouna dijo...

Que Genial!!! Lo disfruté de principio a fin. Pero que buena historia, muy bien contada, tiene un poco de todo; está entre lo superficial que se ahonda en lo profundo, pero con gracia, con salero, con simpatía. Además vas describiendo las situaciones que pasan alrededor, lo que la gente ve, hace, siente, piensa, etc. Nos muestra una realidad y luego salta sin casi percatarnos a lo irreal.

Competir con uno mismo, vaya dilema, más cuando el otro yo, es decir, el mismo yo pero en otro, uffffffffffffff que me liooooooo, jaaaaaaaaaaa es más competente, uffff diosssss.
No sé qué más decir, es que me dejó muy muy animada tu escrito. Excelente! Eso es todo lo que debo decir, lo demás está demás.

Abrazos; mi otro yo seguro lo diría mejor que yo, pero hoy es lo que hay.

Anouna

Orla Publicidad dijo...

excelente! magistral como dicen los compañeros acá. Me encantó. Felicitaciones!

Dolo dijo...

jajajaj muy bueno!!!! me encantó ¿Donde estará la imágen de mi misma en este momento?

La solitaria dijo...

Lo único que te puedo decir es .... Guau!!!!! Relamente, hermoso lo que escribiste! Y perdón por pasar tarde por tu blog, te debía la visita! (y no me arrepiento de haber dado una vuelta por acá!) Te sigo!!

El Varón de Bairesburgh dijo...

Gracias a todos por los comentarios.
La imagen de mí mismo se viste de gala y acaricia la gloria. Yo, mientras tanto, me preparo para volver a trabajar.
Buena semana!

Lady Baires dijo...

Muy buen relato y qué real este tema de la imagen.

Agradezco tu visita.

Con gusto, nos seguimos leyendo!

TBC (el esposo de Gretita) dijo...

Es inherente al hombre analizar la problemática que surge en torno a la identidad que se vincula con la imagen que cada uno tiene de sí y donde cada individuo siente y se convence de ser diferente de los demás. Esto no es nada nuevo sino tediosamente reiterativo. Como reiterativos y ordinarios son los horizontes de la totalidad de los mortales.
Es aleccionador observar como todos, creyéndonos únicos, abrazamos y perseguimos los mismos banales logros.

Quien haya tenido alguna vez entre sus manos un libro de psicología probablemente coincida en que la imagen que cada individuo tiene de sí mismo, y que a menudo no nos devuelve el espejo, es la personalidad.
Posiblemente representa la imagen de la personalidad que los demás no ven y que de hecho, puede revelar aptitudes o capacidades intrínsecas que están claramente en pugna con nuestras orientaciones más íntimas personificando el modo en que nos fundimos activamente con la vida en el mundo externo y con la apariencia que procuramos exponer en sociedad como individuos.

Saludos al Vulgo.

Anónimo dijo...

Vine a chusmear a mi nuevo lector y me quedé leyendo...

Me sacaste de mi tristeza por un rato, eso vale mucho. Gracias!

Me encanta tu prosa. Abrazo.

Mai dijo...

Lindo escriben vos y tu imagen!
Menos mal que pasaste por mi blog, sino me perdìa tus cuentos.
Ya te estoy agregando a mi lista.
Saludos argentos desde el viejo continente

Madie dijo...

Excelente! Me gustó muchísimo :)Ahora voy a darme una vuelta por otros cuentos!

Luci dijo...

Qué gran relato.
Me impactó ( vos y tu imagen )

Pilush dijo...

Diego!!Me encantó este cuento. Demasiado irónico y acertivo. Otra visión de la realidad y de lo que creemos y pensamos de nosotros mismos. Notable!! te felicito!

Gelois dijo...

Me encantó tu cuento, tiene un final inesperado y podemos viajar suavemente sobre tus palabras , sin nada que nos lo impida, no hay presión, solo queremos ver ese final.
Escribes muy bien.

Te lo dice esta cubana que sacará a la luz su primer libro que trata sobre la inmigración de los de a pie.Ya te diré el día por si querés leerlo.

Un beso,

Te espero de visita por mi blog. Yo te sigo. Tú, déjame una señal.

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