martes, 6 de julio de 2010

La estrategia de Dana




Dana lo observó mientras dormía desde el otro lado de la cama. Un cuarentón bien conservado. Rostro sobrio, maxilar de líneas matemáticas y un cuerpo salido de un comercial de gimnasio. Un aire al Cristiano Ronaldo del tercer mundo que todos deseamos ser.
Dana estudia hace años para abogada. Siempre está a 5 materias de recibirse. Siempre 5 para el peso. En el medio labura, sale, se divierte. No tiene mambos con las relaciones ocasionales. Predica filosofía de Woody Allen. El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.
Pasó los 25 y se dio cuenta que la mitad de los sueños que tenía al terminar el secundario se perdieron en algún rincón de su alma. O en un café de estación de servicio. Se te viene abajo la fantasía y encontrás facturas debajo de la puerta, amigas de msn, referentes que ya no están  y gente que quiere aprovecharse de vos.
Viene un examen importante pero Dana no toca un libro. Pasa el fin de semana en predio de Costanera, exposición de autos, uniforme de promotora y sonrisa Colgate. Entiende que el cuerpo es arma, recurso y motivo. En su libro de verdades, las ideas, los billetes y las necesidades precisan de cuerpos a la altura de las circunstancias. Y el de ella es dureza absoluta.
Dana tiene puesto un casete que repite ante chamullos busca cama: estudio, Almagro, 27, no sé, tendría que pensarlo. Hace del histeriqueo una forma de vida. El alquiler no se paga solo.
Los santos están en el cielo, mamita, se repite a sí misma. Pero cualquiera podría decir que sus palabras también son un escudo, un envase más fuerte que la piel y las piernas. Atrás hay fragilidad, azul frío, cierto temor por lo que se viene. Quizá por eso eligió Abogacía. Una manera de equilibrar la balanza, ponerle un poco de justicia a la vida y luchar contra esos recuerdos tristes y borrosos del pasado que se cuelan ciertas mañanas de lluvia.
Dana le puso aviso fúnebre a la poesía y enterró el romanticismo en el fondo del mar. O de un establo mal cuidado, para evitar cualquier vestigio de frase melosa. Ella no ve madres jugando con sus hijos, sólo mujeres que no se cuidaron.
Los besos no expresan sentimientos. Para Dana son meras transiciones al servicio de una necesidad biológica superior. No entiende a la gente que se enamora. Porque el amor no existe, lo que existe es la soledad. Pero al sistema le conviene que la gente juegue a la casita, saque una hipoteca y se divorcie. De los mismos creadores del matrimonio llegan el Día del Padre, la Madre, el Niño y el Espíritu Santo, amén.
Nihilismo en estado puro. Siempre un libro de Nietzsche en la mesita de luz. Porque aquél que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los “cómos”. Y esta chica se ha caído mil veces. Le han tirando con balas de plomo. Ha remado en la tormenta. Y se ha vuelto a levantar. Por el coraje y por las gomas la han comparado alguna vez con Moria Casán.
Llega el día del famoso examen. Como toda estrella, Dana aparece casi sobre la hora, top line de menta, Stevie Wonder en los oídos. Vecinas de banco preguntan si estudió. Todo, responde a lo Julieta Prandi. Lo cierto es que sólo sabe el nombre del autor.
Entra el profesor suplente a tomar el final. Casi nadie en el aula lo conoce. Rostro atractivo, juvenil, romboide. Alguna voz femenina susurra el pensamiento que flota en el aire. Es Cristiano Ronaldo con canas, lo mato.
Dana levanta la mirada y guiña un ojo. Cristiano abogado sonríe. La futura doctora planificó su estrategia, hizo su investigación y averiguó el reemplazo de Arismendi. Se lo cruzó por accidente vestida de promotora. Si eso no merece un 10, el país está perdido.
Dana está a 4 materias de recibirse. 4 para el peso. Comienza a ver luz al final del túnel oscuro que es su vida.
En casa, vuelve a su lectura preferida con cierto optimismo. Friedrich grita desde sus páginas que la Esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre. Pero ella es mujer y sólo piensa en Esperanto. El profe de Derecho de Familia es habitué. Y tiene un aire al Pipita Higuaín.

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