martes, 8 de diciembre de 2009

La coautora




Ella es flaca y se ve gorda. Es atractiva pero dice común. Se come el mundo y abunda en dudas. Ella es mi amiga Lorena.
Yo soy escritor y hace un año no escribo. Agente, editorial, familia y conocidos. Todos esperan el nuevo material. Pero no sale nada.
Es un bache intelectual, de esos que Macri no puede saltar. El cursor del Word titila desesperado. Pide palabras y no le doy. Todo está dicho. La originalidad es un plagio no detectado –y no lo pensé yo, fue W.R. Ince-.
Lorena me viene a ver seguido. No se cansa. Todavía cree en mi supuesto talento. En mis épocas doradas. En el hombre que pude ser.
Me cuenta que va a pasar Navidad sola en depto familiar de Mar del Plata. Me autoinvito. Pienso que nuestras respectivas crisis pueden chocar y neutralizarse. Argumento que el viaje será materia prima fresca para una historia que tengo en borradores –miento-. Y empiezo a joder:

- Dale, vamos juntos Lore.
- No sé Fer- y me mira pensativa.
- Sí, vamos, vamos. Una sola condición: nada de sexo eh- digo en tono de chiste (aunque para las amigas mujeres no existan las bromas).
- Quedate tranquilo, nunca abusé de vos- me sigue el juego.
- Pero lo pensaste.
- ¿Y desde cuándo te creés que leés mentes?
- Desde que escribo cuentos de amor y tengo Facebook- sentencio.
- Siempre me gustaron tus respuestas.
- Qué sería de ellas sin tus preguntas.
- OK, vamos a Mardel. Pero como amigos eh, fuera de joda.
- Prometo un viaje 100% libre de erecciones. Llevo pasta de dientes.

En La Feliz, el aire salado me noquea. Un frío inusual para la época nos mantiene en el departamento. La noche es Santa Cruz. El mar, un glaciar. Leo en el cuarto. Lore navega netbook en el living. Y como por arte de magia, fluyen ideas. Nuevas, rosaditas, entre llantos. Las anoto en hojas impares de un Gloria naranja. Llamo a Lorena con expectativa. ¿Qué opinás de esto para empezar un cuento acerca de la sobrevaloración? Y leo:

El hígado tiene mala prensa. Todos hablan del centro de mi corazón, del pulmón verde de la ciudad. Pero nadie elogia al hígado y sus más de 500 funciones. Nadie aspira a conquistarlo, a robarlo, a llegar a él, a romperlo o curarlo. Nadie tiene agujeritos en el hígado. No es dibujado ni tatuado. El caso de Julián es algo parecido…Y ahí arranca la historia- agrego.

Lorena fue determinante. Es repugnante. Me da náuseas.

Trato de digerir el golpe –aún en mi política hepática-. Sin estar muy de acuerdo, leo la segunda idea:

Al contrario de lo que pensamos, los tipos con actitud ganadora, los que se las saben todas, no resultan tan atractivos para las mujeres. Prefieren al falible, al humano, al que está solo, al que sufre. Les aflora el instinto materno, la necesidad de arreglar lo que está roto.

“Poco original”, fue el comentario de Lorena. Y volvió al living y a las www.
Ya desanimado y sin autoestima, acepto mi destino de narrador de segunda. Casi sin pensar, como un ejercicio inútil, escribo la historia de este pequeño viaje a la Costa. Desde el diálogo del principio (“nada de sexo, leer mentes, libre de erecciones”) hasta ahora. Velocidad de manos, se manejan solas. Llamo a Lore y leo en voz alta el texto tal cual lo han leído ustedes hasta aquí, con hígado y tipos con actitud ganadora incluidos. Sin variar una sola palabra. Siento que tiene sentido.
Mi crítica preferida opina que es bueno. Que ahora estamos empezando a hablar. Que es raro leerse como protagonista. Y me pregunta cómo lo voy a terminar.

- Y… eso depende de vos… ¿O no sos la coautora?

Entre risas suelta un “callate”. Envalentonado, arranco con inspiración:

- Qué te parece un “y su amiga leyó la historia y le gustó, pero faltaba el final. Ahí Fernando tomó coraje, se acercó lo más que pudo y robó un beso de novela. Un beso que no se piensa, se siente. Luego, sin mediar palabra, ella se fue a la cocina. Miró el mar de Alfonsina en la ventana y supo que una amistad se había terminado. Quizás algo mejor estaba por venir”.
- Suena lindo. Aunque ella también le pudo haber metido un bife tras el beso.
- Es cierto. Pero tengo que terminar la historia. Y la gente necesita esperanza, no más pálidas.
- Si ésta es tu forma de pedirme un beso, hacelo de una buena vez.
- ¿Y después escribo lo de la cocina o lo de la cachetada?
- Poné puntos suspensivos, tontín- dijo antes de besarnos sin tiempo.

Fernando tomó coraje, se acercó lo más que pudo y robó un beso de novela. O de cuento. Un beso que no se piensa, se siente. Un beso que no se preocupa por el después…
.
.
(Imagen extraída de aquí)

24 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente, "metaliteratura", Cortázar. Me gustó!

lachispademimente dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Virginia Prieto dijo...

me gustó mucho!!!
todas tenemos un poco de lorena ( aunque a veces le digas laura)
evidentemente ser coautora o irse con un amigo a la costa tiene su encanto

beso

El viento a contramano dijo...

Muy bueno, Varón.
Es cierto lo que dice Ince: la originalidad es un plagio no detectado.
Lorena es una chica de amores sin vueltas, creo que se van a llevar bien esos dos. Un final excelente, para un relato que siempre lo mantiene a uno atento.
Un saludo grande, Varón.

Alelí dijo...

Que lindo! me encantó ese trabajo de a dos!

Marina dijo...

Buenasss, primera vez acá y realmente me gusta mucho lo que leí, una historia de las que me gustan, parecido a mi ultimo post, besos que quedan inconclusos, o con futuros inciertos.
Saludos !!.

D. dijo...

Muy bueno, lo inesperado y las cosas de a 2 son las que le dan ese sabor a nuestros dias, tareas y demas..
Siempre un placer leerte.... besos

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo me gusto mucho tu relato
un beso

carolina dijo...

Simpatica historia de un beso.me encantó

Marina-Emer dijo...

Bueno ya vendremos para ver como acaba ..pero lo de hacer el amorrrrr depende lugar y situación....ya se verá
besos
Marina

Anónimo dijo...

Me encanto!! estass afilado nene!!!! Besotes! Noe

Víctor Dupont dijo...

Bueno, esto es más de lo que parece, amigo: obra dentro de la obra, regresión infinita. Pero su estructura produce un bello (e inesperado) efecto musical: la expansión del argumento hace la escritura contrapuntística, a lo Bach. Entre Cortázar y Piazzolla, pero en tono Dalmaniano por la ironía y el simulacro de confesión, la textura de la poética, no obstante la polifonía, no es rugosa sino más bien transparente.
Los argumentos se cierran, la fuga recobra su motivo y las melodías se hacen una: historia de amor, encuentro que jalona la ficción o lo real. La imagen del anillo en su perfección circular (oh, ruinas circulares).
Un cuento que delata mucho altura, Varón. Crecimiento literario, estilístico - ése que admiramos los pájaros azules.
Aunque suelto mi sospecha: todos tus artilugios no son más que trampas para buscar besos. ¿Obra dentro de la obra, escribí? Soy un nabo: los comentarios femeninos lo confirman. Todo sea por las musas que invocó Homero (Mm, rosquillas...)
Saludos.

Inti dijo...

Que lindo, tiene el largo suficiente como para que los detractores de la lectura abandonen antes de llegar al final y la trama perfecta como para que los amantes de la lectura queramos que el final no llegue.
Besos :)

lexi dijo...

hola, no leí demasiado aún, parece lindo... saludos!

Eclipse dijo...

wow!!
no sé cómo llegué a parar acá, pero me encantó!
fantástico, fantástico, me voy a seguir leyendo...

JuanT dijo...

Qué decir, la referencia a Cortázar es obligatoria, pero eso no afecta lo original que es el texto y que te mete rápido en un universo bien definido y que, aún mejor, dan ganas de seguir en él.

Muy buena idea la tuya de pasar por mi blog, porque me ha permitido encontrar la joyita que es tu blog.

Saludos!

¿Lesbiana? dijo...

A mi me gusto lo del hígado.

Maga h dijo...

Muy bueno!
Me gustó, buen final, aproximandonos al verano.

Un abarzo.
Y no se haga esperar tanto con sus textos.

Marina-Emer dijo...

pues bueno Varón ...esperemos para ver que pasará con el relato el proximo año este lo veo crudo
felices fiestas
un abrazo
Marina

Marina Judith Landau dijo...

Me gustó tu relato, me gustó la historia, y me gustó tu estilo.
Un abracito.

Bárbara dijo...

Diego, pasé el otro día por acá y si no dejé comentario fue simplemente porque no se me ocurrió nada diferente a lo que te dijeron en comentarios anteriores. Me encantó el relato, ojalá algún dia pueda escribir como vos lo hacés.
Realmente es un honor (o algo así) que me leas y que te guste lo que escribo. Está de más decir que la próxima serán bienvenidas tus correcciones!. Besoss.

Ximena dijo...

¡¡muy lindo!! me gustó!! muy sensible y amoroso!! feliz 2mil10, un beso grande!

El Varón de Bairesburgh dijo...

"Es excelente. Redondo. no deja cabos sueltos. El lenguaje es puntual, absolutamente necesario. Decir Cortázar para caracterizar el cuento es decir parte de la verdad. Lo cierto es que a Cortázar nunca se le ocurrió hacer que el cuento se organice y se cuente solo. El narrador que introduces en el párrafo final, del que ninguno de tus lectores se ha dado cuenta, es un mero TESTIGO de cómo las historias precedentes se organizan, la "ficticia" del hígado y la "real" del beso inducido, en una jerarquía metaficcional de la que él (o ella) es la penúltima de las cajas chinas. Una caja que encubre una suerte de digestión creativa que ocurre en los sótanos del relato. Lindo cuento. O metacuento. O meta-metacuento".

Gracias Raúl!!

Gelois dijo...

Soy cubana, escritora y romántica empedernida. Me dirás, ya no hay tiempo, se me pasó la rosca, como dice un refrán, pero no. El amor no tiene edad, y que me lo digan, que llegué a España con 50 años y tuve un romance de diez años. Vivimos a tope nuestra vida como si nos quedara poco tiempo. El tenía 46 años cuando se fue para no volver. No pude despedirme, se fue en un sueño... no lo olvido.
Eso, cariño, es amor.

No temas, que nuestra musa se aleja, pero nunca nos abandona.

Biquiños desde Galicia, España

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