Y Laura se cansó de las crisis. Al final del día, todo pasa por la actitud.
Decidió vivir muchas cosas para poder recordarlas y ser feliz. Pasó la tarde del sábado soleado frente a la compu. Escuchó música, vio videoclips, le cantó a la pantalla, sonrió ante fotos viejas –Facebook, claro-.
No conoció aún al chico interesante que busca, pero sigue a la expectativa. Encara sus viajes con alegría. Ama la sensación de llegar a un lugar desconocido. Y también la de irse, sin saber si va a regresar –pero con la convicción interna de que sí-.
Creo que lo de Laura es para imitar. Una vida sin chanchos mutantes, sin papeles verdes, sin barbijos, sin frases gastadas, sin muertes, sin robos, sin presidentes. Y a la vez, con todo eso.
Nos tocó una época difícil, me dijo el otro día. Pero con una claridad que me hizo prestarle atención. Con lo que cuesta escuchar. Con los colectivos de la ciudad y las marchas populares. Con mi Ipod encendido.
Pero te escuché Lau. Y me hablaste de tu relación con tu vieja, de tus proyectos, tus ideas. Tenés una inmensa facilidad para decodificar pensamientos y ordenarlos en oraciones coherentes. Nunca pude ser tan sincero como vos. Y me asusta.
Laura se ríe como si fuera la última vez. Tiene una mirada rara. Como asiática pero argenta. Como que te come. Y se acuerda lo que le decís.
No estoy enamorado de ella. Pero no me costaría nada si me lo propusiera.
Me respeta mucho. Me ve inteligente. Me ve hombre. Y me ve amigo. Pero yo sé que me ve.
Todo esto es tan difícil. La vida es tan difícil. No sé si lo dijo Laura o fui yo.
Una escena en una película o un trozo de literatura pueden tocar tu corazón. Pero con la realidad a veces es más difícil. Ahí fue cuando pensé que una cosa está englobada en la otra. Como los diagramas de Venn. A incluye a B. La vida incluye a la ficción, que es construida por los hombres. Ergo, lloramos en y por la vida. Lloro por la gente que perdí. Y río cuando me ayudan –desde una página o desde el Cielo-.
Otra vez hablamos sobre la muerte. ¿Y si esta gripe nos mata?
Laura no quiere morirse sin tener hijos. Dije que la podía ayudar con eso. Se rió.
Yo tampoco me quiero morir sin besarla. Sin releer Rayuela. Sin tocar Imagine o bailar un tema completo de salsa. Sin que el viento me despeine otra vez en Colonia, o en Helsinki. Sin tomar un buen vino. Sin reírme sin parar. No me quiero morir.
Laura, estas líneas son para vos. Me hiciste redescubrir lo que me gustaba de todo esto. Aquello que uno encuentra de adolescente y pierde en el camino. Me das ganas. Te tengo ganas. Es decir, quiero seguir. Quiero ver que hay detrás del horizonte cuando el sol se cae. Qué me depara la vida. Cómo cambia el tipo frente al espejo. Quiero llegar al fondo del asunto y disfrutar de esas pequeñas cosas de las que hablamos.
Gracias Laura. Espero que esto provoque ese gesto que te queda tan bien. Porque en lo blanco de tu sonrisa se cierra este círculo. Allí empieza la verdad.
Decidió vivir muchas cosas para poder recordarlas y ser feliz. Pasó la tarde del sábado soleado frente a la compu. Escuchó música, vio videoclips, le cantó a la pantalla, sonrió ante fotos viejas –Facebook, claro-.
No conoció aún al chico interesante que busca, pero sigue a la expectativa. Encara sus viajes con alegría. Ama la sensación de llegar a un lugar desconocido. Y también la de irse, sin saber si va a regresar –pero con la convicción interna de que sí-.
Creo que lo de Laura es para imitar. Una vida sin chanchos mutantes, sin papeles verdes, sin barbijos, sin frases gastadas, sin muertes, sin robos, sin presidentes. Y a la vez, con todo eso.
Nos tocó una época difícil, me dijo el otro día. Pero con una claridad que me hizo prestarle atención. Con lo que cuesta escuchar. Con los colectivos de la ciudad y las marchas populares. Con mi Ipod encendido.
Pero te escuché Lau. Y me hablaste de tu relación con tu vieja, de tus proyectos, tus ideas. Tenés una inmensa facilidad para decodificar pensamientos y ordenarlos en oraciones coherentes. Nunca pude ser tan sincero como vos. Y me asusta.
Laura se ríe como si fuera la última vez. Tiene una mirada rara. Como asiática pero argenta. Como que te come. Y se acuerda lo que le decís.
No estoy enamorado de ella. Pero no me costaría nada si me lo propusiera.
Me respeta mucho. Me ve inteligente. Me ve hombre. Y me ve amigo. Pero yo sé que me ve.
Todo esto es tan difícil. La vida es tan difícil. No sé si lo dijo Laura o fui yo.
Una escena en una película o un trozo de literatura pueden tocar tu corazón. Pero con la realidad a veces es más difícil. Ahí fue cuando pensé que una cosa está englobada en la otra. Como los diagramas de Venn. A incluye a B. La vida incluye a la ficción, que es construida por los hombres. Ergo, lloramos en y por la vida. Lloro por la gente que perdí. Y río cuando me ayudan –desde una página o desde el Cielo-.
Otra vez hablamos sobre la muerte. ¿Y si esta gripe nos mata?
Laura no quiere morirse sin tener hijos. Dije que la podía ayudar con eso. Se rió.
Yo tampoco me quiero morir sin besarla. Sin releer Rayuela. Sin tocar Imagine o bailar un tema completo de salsa. Sin que el viento me despeine otra vez en Colonia, o en Helsinki. Sin tomar un buen vino. Sin reírme sin parar. No me quiero morir.
Laura, estas líneas son para vos. Me hiciste redescubrir lo que me gustaba de todo esto. Aquello que uno encuentra de adolescente y pierde en el camino. Me das ganas. Te tengo ganas. Es decir, quiero seguir. Quiero ver que hay detrás del horizonte cuando el sol se cae. Qué me depara la vida. Cómo cambia el tipo frente al espejo. Quiero llegar al fondo del asunto y disfrutar de esas pequeñas cosas de las que hablamos.
Gracias Laura. Espero que esto provoque ese gesto que te queda tan bien. Porque en lo blanco de tu sonrisa se cierra este círculo. Allí empieza la verdad.
7 comentarios:
Si, de Rusia (y del balcón) con amor.
Usted como sabe?
También estuvo en mi balcón y en mi Rusia?
Si, de Rusia (y del balcón) con amor.
Usted como sabe?
También estuvo en mi balcón y en mi Rusia?
Uy, contame eso, que me interesa esa cosa de la sangre de los balcones rusos y esas cosas,
soy bielorrusa (pero cuando nací era Rusia aun),
contame contame desde tu balcón,
hermanazo, me gusta tu texto, me hizo sonreír casi todo el rato...
un abrazo grande...
me cansé de la crisis, como me canso de la rutina, de los monólogos senseless, y por lo que encuentro una enorme belleza - y hasa a veces la felicidad- en cada pequeña cosa de todos los días. Como en un blog. Ponele.
Conseguiste tu objetivo.
Gracias Diego.
lau.
Que amor! quisiera que alguien me hable asi :( espero que vean muchos colores :)
Hay cosas que nos sacan una sonrisa y leer que alguien sienta esas cosas por Laura, Vanesa o Diana, no tiene precio(si, como la propaganda :P).
Creo que la mayoría de las personas soñamos con que ese tipo de palabras se dirijan a nosotros, algunos tienen suerte, otros no. Aún espero con ansias eso... ojalá suceda...
mientras releemos Rayuela, como para pasar el rato y ver si Horacio le confiesa a la Maga, todo lo que le pasa...
saludos!
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